Puede ser que sea el tiempo,
– ¿quién lo sabe?-
de depilarme las cejas
sin agobios ni cansancios
y caminar muy despacio
sobre la acera del barrio.
¡Y a disfrutar el ritual
de poner sobre la mesa
frijoles muy bien cocidos
con tomatitos cortados
pimienta, sal y culantro!
Mas…si viene un aguacero…
haré atol de maíz nuevo,
y en mis dedos chuparé
la pelotita del mundo
que sabe a juego y a miel.