
.
¿Quién sedujo? El amor vendó los ojos, ensordeció los oídos y borró, celosamente, las razones, los motivos, reiterando su presencia de arbitrario y primitivo. No hubo intento, sólo un baile y digamos, pretextemos, que un roce fue la chispa del incendio de cariño. Nada explica lo vivido y la noche fue testigo que la vida se hizo bruja al juntar a dos mendigos, vulnerables inocentes, marionetas venturosas de un amor en torbellino. Fueron padres, fueron madres, fueron hijos, fueron ángeles, concreción de sus quimeras, pobrecitos inmortales, invencibles conquistados, ¡fueron niños! Como un cuento fue tan cierto no obstante, ¡aún no ha sido posible que se explique lo vivido!