Habrá gritos y ofensas
ridículos y ocres,
que serán los vampiros
de cualquier esbozo
de afecto o de cariño;
y el posible momento compasivo
se tornará caos, desolación, vacío.
Y entre las paredes de sus casas,
varones mujeriegos gritones,
eternos niños grandes autocomplacidos,
afirmarán su inflado ego
con el viejo artilugio de dar miedo.
¡Así estamos
en la era de Trump!
¡Y es mejor, por lo pronto,
cuidar bien el pellejo!
Pronóstico doméstico en la era de Trump
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