Estoy dispuesta a escuchar de un limón esos mágicos cuentos de cuando era una flor. Y a vivir la alegría de la calle, la niña, de la casa, la amiga, de la puerta, de la piedra y la silla. ¡Absurda rebeldía mía!
Rebeldía
Responder
Estoy dispuesta a escuchar de un limón esos mágicos cuentos de cuando era una flor. Y a vivir la alegría de la calle, la niña, de la casa, la amiga, de la puerta, de la piedra y la silla. ¡Absurda rebeldía mía!
Hace tiempo que quiero retornar al camino donde poco a poquito germinó la ternura como germina un lirio. ¿Es posible que la insolencia blanca de aquel lirio guardara entre sus pétalos señales del camino?