Para Angie, con cariño
Felices de vivir pero expulsadas nacimos lastimadas. Dos recuerdos opuestos, dos modos de existir, dos tiempos simultáneos conjugados. Y cada nuevo abrazo nos provee ese recuerdo intacto.
Más también... casi con vida propia se instalan las distancias, crecen los desamparos y, de un momento a otro, a veces sin quererlo, lastimamos para ser nuevamente lastimadas. Son esas las memorias que se activan, las hermanas siamesas que no hemos separado.