Mosquitos felices

Para Anaí
mosquitosErase un domingo de luz
y mosquitos felices.
Unos rondaban por las manzanas
y otros hacían bulla alrededor
de la trenza de cebollas
y restos de lechuga en la cocina.

Artistas consagrados de la vida
bailaban los mosquitos
en espectacular coreografía,
bastante lejos de las telas de araña,
del tarro verde del insecticida,
del estridente plaf
de unas manos homínidas
y del chirrear
de eléctricas raquetas asesinas.

Moscas, moscos, mosquitas y mosquitos
disponían sus almitas traviesas
a vivir su eternidad de un día.
Un poquito soñaban y otro poco reían.

Conectados, activos, familiares, risueños.

Hacían sus orgías esperando a Anaí,
una niñita que al llegar a la casa les decía:
“Hola mosquitos, ¿quieren un besito?. 
¡Ya llegó la princesa de sus sueños
a agradecerles tanta algarabía!.”


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