En un hotel de la ciudad
un hombre está esperándome
con besos y con vinos.
Yo soy su fantasía,
él piel inexplicable,
extraña, confundida,
lo próximo a mi nada,
el vacío que me ha pertenecido.
Me presumí mujer
por por contornos
que dibujó mi piel.
Mas
perdida en la imagen
y confundida en la historia,
una niña está inmóvil,
conmovida,
deseando únicamente
correr tras un conejo,
hacer una casita,
beber agua del río,
saludar a la ardilla.
¡Yo sólo quiero infancia!
¡Yo sólo pido infancia!
¡Eternamente infancia!
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