¡Abracadabra
que tus ojos me ven
y mis labios te nombran,
abracadabra que el juguete es tuyo,
abracadabra que te quiero mucho
niño sucio y golpeado,
hediondo y potencial delincuente
para que otros se sientan
inocentes!
Hechicera de tu rancho de lata
abracadabra digo a la inmundicia,
y por tu ventana
un aroma de rosas
te involucra en ternuras:
mi sortilegio provoca flores
en donde hay basura.
Con mis dedos de bruja blanca y negra
toco predios
que estallan en escuelas
y risas de chiquillos
confiados que la vida es una suma
para ellos,
aunque aprendan la resta.
¡Abracadabra
que con mi poderosa
mirada de hechicera
hago confluir al mundo
a tu servicio
pequeño principito oculto
entre mugre y blasfemias!
Abracadabra que tu mama te mima,
abracadabra que tu mama te espera,
abracadabra niño que reniego,
y reniego,
que reniego hasta el último aliento
de la leche, la escuela,
el caramelo, el juego
y el beso
que te niegan.
¡Abracadabra
que con este conjuro
temblarán los infiernos!
En mis cortas caminatas cotidianas, alrededor de las ocho de la mañana, me topo con al menos cuatro personas paseando a sus perros. Alguna va con dos y hasta hay quien lleva tres. Aunque a los caninos los lleven asidos a una cuerda me aparto un poquito o bien finjo no tener estupor y paso a la par como si nada; y no tanto porque vayan a morderme…. con sólo que me ladren ya me crispan por dentro… A veces saludo con un buenos días y a veces no, dependiendo de la vibra que sienta en el amo o en la ama. ¿O debo decir la vibra que sienta en la mamá o el papá?