Divertimento de colores

Homenaje a la cabaña que me albergó muchos años en carretera hacia Rancho Redondo

mariposaazulUna mariposa azul se posa en el dintel azul de la ventana. Su vuelo fue un destello del alma del artista que dispuso colores, insufló ventiscas y coloreó amarillos en la luz.  La floresta es la actora de su coreografía. Inicia su presentación y acontece la tarde.

Y entonces se agita de lila la lavanda, vuelan anaranjados pétalos de las flores de sábila y rojos encendidos de las rosas cercanas; las hortensias se estremecen de azul y colibríes que al llegar son morados y al irse tornasoles; el blanco es un suspiro de las calas por maiceritos que llaman y se esconden.

Muy cerca, vibra el magenta de la buganvilia y, al frente, el limonero gime verde con bolitas jugosas.  Se atisban amarillos de gusanos-peludos merodeando en la tierra.

En el árbol de durazno se agita el gris del pico y el rojo de la gorra del pájaro carpintero que está toca que toca y, un poco más allá, una vaquilla blanca con negro parece una escultura; es claro que piensa otro futuro, distinto a ser bistec, entre los pastos.

La noche llegará en un rato. Las flores seguirán cuenteando al viento.  Y viceversa.

Reinas de la noche

Colgadas crisálidas
rosadas,
labios de besos
repartidos en sueños,
bocas apretadas
ya en el suelo
contando secretos
muy amenos.

Aguas de miles noches
conforman sus encajes,
y los ríos y vientos
tutean sus cinturas,
pero ellas juntas, sobrias,
sólo esperan la luna
para dar sus perfumes
una a una.
Colgaditos murciélagos rosados,
mañanitas de besos de más tarde,
y en el suelo
apretaditos labios
murmurando secretos a la hierba.

Las aguas de mil lluvias
rodean sus encajes,
los ríos y los vientos tutean
sus cinturas,
pero ellas juntas, solas,
esperan les devuelva la noche
esa altivez de reinas aromadas.