El sol me da su luz esta mañana
y se mete en la casa donde vivo.
Un viento suave da aliento
a la taza con café servido
y a la almohada, amante enamorada,
que esperará por mí todo este día;
también al jazmincillo y a la verdolaga,
a la lupe frondosa
y al discreto tejido de la vida
que fluye por la menta y la poesía.
El patiecito con hamaca y flores
celebra la visita de familias de hormigas,
y un colibrí agitado deja caer un beso tornasol
en su vuelo furtivo.
Se le saltan los ojos,
de querer verlo todo, a la araña cercana,
más si deja de hilar….¡sus congéneres se lo reclamarán!
Las bocas-flores del aguamarina hace rato que cantan
sus propias melodías.
La hiedra bulle vida y brilla verde.