¡Ha empezado un nuevo día!,
mi impulso primero
levantarme,
y que el sol pueda acariciarme,
y entonar un himno a la alegría,
al día por la noche abandonado.
Apenas un vueltín medio dormida,
a ver cómo amanecen esas calles
esos carros corriendo hacia el trabajo
esas gentes rugiendo muy temprano.
Paso por ese predio al descampado
y recuerdo los pinos
que fueron cercenados…
¡ya mi mente despierta!
Mis poros ya se abren y respiro,
-bendiciendo los pinos-
¡es verdad que soy yo,
la que tiene dos piernas
que me llevan, caminan!