Para mi hijo Juan Luis
Soy tu todo, dice el cuerpo a golpes que nos tapan la boca y nos deja perplejas, locas personas
que palpitan desde un poco de agua, un sorbito de caldo, o un simple aquí estoy. Enferma con el doliente el mundo y se nos quiebra el alma. Y enormes ojos desde arriba esquivan nuestra acuosa mirada.
Las parejas, las familias, los amigos, y las amigas vibran cual cuerdas musicales que arrullan y que sanan desde su propia alquimia.