Gorila de montaña

A esos seres que nos han acompañado en nuestra vida y que están en peligro de extinción. Que este poema les fortalezca, no sé de qué manera
Inhalo, exhalo.
Este tronco sostiene mi vaivén pesado
y el tiempo, quieto,
ni siquiera habla.

No obstante, en su quietud
me hundo,
corro,
me diluyo,
me deshago.

Me busco en el espejo de las noches,
en las lunas que vibran en los charcos,
en los soles que arden en mis párpados.

Y a pesar de esta áspera apariencia
me desvivo anhelando
alguien en quién mirarme.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s