Estos días que mi hermano Gerardo está con Covid en un hospital de Managua
Creí que a mi familia no,
no le iba a llegar la peste.
¿A mis hermanos y hermanas? ¡qué va!
¿A mis hijos y a mí? ¡mucho menos!
Me conmoví por ellos,
o creí que era por ellos:
los de otra ciudad, los contagiados,
aquellos conocidos en reuniones
de trabajo lejano,
los que sólo son cifras o noticias.
Y sigo conmovida
y ya no es por la peste, ni por números.
¡Es esta condición de ser mortal
la que me tiene herida!
¡La conciencia de ser naturaleza
protegida y expuesta
o, a veces protegida,
y otras….¡tan expuesta!
Y la piel se me eriza
recordando a mi padre que decía:
los hospitales no son para los de enfrente,
¡sepan que nos aguardan
y están hechos
a nuestra medida!