A esa querida ciudad caliente y sucia, Chinandega
Sé cuánto quema el sol porque la bondad redonda de la luna en tus parques, bendijo mi descanso por las tardes. ¡Y quise sol y luna porque me lo enseñaste!
A esa querida ciudad caliente y sucia, Chinandega
Sé cuánto quema el sol porque la bondad redonda de la luna en tus parques, bendijo mi descanso por las tardes. ¡Y quise sol y luna porque me lo enseñaste!