
Voy a emprender
con mi cuerpo
un sorprendente camino
de la mano agarraditos
por rumbos desconocidos.
Un viaje que nos acerque
muy discretos y sonrientes,
que mi cuerpo ya no siga
en esa acera de enfrente,
y yo le dé mis cuidados
y él ilusiones nacientes.
Partiré como hoy estoy,
inválida y aterida,
ciega y sorda,
de caminar los caminos
que ofrece el mundo podrido.
Mi cuerpo será mi puerto,
de él parto
y hacia él vuelvo,
él será mi timonero,
mi mar, mi ruta y velero
Y hasta que quiera mi cuerpo
yo seré este cuerpo mío,
loco en todo su atavío,
hermoso, amante y dispuesto.