
Yo debí ir más lejos, allá por la otra esquina, donde nace el deseo y donde crece el río. Lo siento en las entrañas, estas mismas, las mías, que como telaraña me tienen retenida. Pero no estoy aquí, no lo sabía, la que escribe no soy, esa es aquella, yo soy ésta, la otra, pálida y conmovida, la que apenas emerge de un collage de mujeres ateridas.