En los días anteriores al nacimiento de aquella niña, su papá y mamá hicieron una consulta popular. Se trató de pensar en familia el nombre que llevaría la pequeña. Las listas fueron largas y no faltaron tendencias en las propuestas que llegaron de Miami, Amsterdan, Chinandega y Managua: nombres cortitos, árabes, indígenas, novedosos, exóticos, los de moda. La abuela paterna quería como nombre Ema, el hermano quería Alicia. Papá y mamá callaban.
La niña y su nombre
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