Grito de los sonidos

ardilla Todo sonaba húmedo y espeso.  Muchas lianas se movían a capricho del viento.  Los ojoches, jaúles, robles y caobillas sacudían la humedad del rocío y una que otra enredadera, cruzada en su camino, alimentaba musgos y bromelias dormidas.  No estaban las ardillas ni los chichiltotes, pero se presentían.  Una rana saltó y otra también, la libélula voló en un santiamén,  ambas hacia  ese gran destino de su charco y su vida.  Era un blues que llegaba hasta ella desde sus verdes, rojos, locos, amarillos, blancos y cafeces cuerpos.

Caminaba hacia el rio.

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Complicidades

El sol me da su luz esta mañana

y se mete en la casa donde vivo.

 

Un viento suave da aliento

a la taza con café servido

y a la almohada, amante enamorada,

que esperará por mí todo este día;

también al jazmincillo y a la verdolaga,

a la lupe frondosa

y al discreto tejido de la vida

que fluye por la menta y la poesía.

 

hormigas2

El patiecito con hamaca y flores

celebra la visita de familias de hormigas,

y un colibrí agitado deja caer un beso tornasol

en su vuelo furtivo.

 

Se le saltan los ojos,

de querer verlo todo, a la araña cercana,

más si deja de hilar….¡sus congéneres se lo reclamarán!

Las bocas-flores del aguamarina hace rato que cantan

sus propias melodías.

La hiedra bulle vida y brilla verde.