A propósito de una enemiga innecesaria
Cuando estén bien cansados
de sí mismos esos egos inflados y agotado su séquito de odios, mentiras y egoísmos, yo estaré muy tranquila, como una flor en medio del camino.
Y cuando la vida
los sacuda
como los terremotos a la tierra y emerja de ellos
el mineral más tierno, me encontrarán en esta dirección bien conocida, vistiendo piel de niña y alborozo de brazos sólo para el abrazo.