En una casita chiquita y muy blanca camino del puerto de Santa María, habita una vieja muy buena y muy santa, muy buena y muy santa que es la madre mía. Canción “Cariño Verdad”. Los Churumbeles de España
A las mujeres mamás, para empezar, debe reconocérseles el aporte social, económico y moral que hacen en la construcción y desarrollo de la sociedad. No porque sean mujeres ni porque sean madres, sino porque es lo justo. Y, ciertamente, no se trata de un reconocimiento del tipo Día de la Madre, sino otro que el Día de la Madre debería recordar y ratificar: el de proteger y promover sus condiciones de vida para que ejerzan una maternidad digna para ellas, sus hijos y sus hijas.
Este reconocimiento no se ha hecho suficientemente e, incluso, no se ha hecho en algunos ámbitos. La limitante estructural es la cultura cuyas bases patriarcales operan a través de hombres y de otras mujeres desde instancias y espacios de concentración de poder político y económico. Es un círculo vicioso en el que se reproduce ese sustrato cultural invisibilizador del aporte femenino en general y del de las mamás, en particular. Las consecuencias son terribles: propician que en el ámbito doméstico vida y muerte se codeen peligrosamente, tensionan la convivencia social provocando enfrentamientos entre varones y mujeres y agregan sufrimiento en las familias, particularmente en aquellas donde las mamás son jefas de hogar. Las medidas sanitarias de confinamiento, y sus consecuencias sociales y económicas, impuestas a partir de la pandemia de la Covid19 acrecientan estas tensiones y agregan más tareas a las ya recargadas jornadas femeninas. Si ya es difícil ser mujer en nuestra sociedad, ser mamá lo es aún más.
La celebración del Día de la Madre en Costa Rica engarza como anillo al dedo en esta dinámica fatal. El reconocimiento a la maternidad que hace esta celebración no mueve al cambio. Al contrario, refuerza todos los roles asignados por la estructura social imperante. Y, me parece, logra hacer una ruptura conceptual, muy dañina, entre mujer y madre. Como si ser madre fuese distinto de ser mujer, con calidades y cualidades superiores inherentes. No es casual, entonces, que el estereotipo de la realización femenina a través de la maternidad se mantenga aún tan vivo en algunos sectores sociales que mayoritariamente, sabemos que son los más pobres.
Una de las tantas concepciones que abona estas ideas tiene sesgos esencialistas y muchas veces un feminismo acrítico la ha validado, utilizado en su discurso y hasta promovido en sus actuaciones. Lo anterior lleva a concebir que, al ser mamás, per se, las mujeres se tornan valientes, sinceras, abnegadas, generosas, sacrificadas, veraces, invencibles, honestas, sabias, oportunas, intuitivas, capaces…. Esto, con relativa frecuencia y sólo para ejemplificar, se muestra en algunos juicios sobre guarda-crianza de menores que, en los Juzgados de Familia son resueltos con base en las denuncias planteadas por las mujeres, las cuales se dan por hechos con sólo su palabra. Lo anterior está lejos de apoyar el desarrollo de las mujeres-madres y de sus hijos e hijas. Más bien al contrario: lo que hacen es ratificar la carga que la sociedad deposita en las mujeres-mamás asumiendo, en consecuencia, que los varones no están a la altura de sus paternidades y si dicen que lo están, mienten; ellos mienten por default en esta concepción, culpables contra toda evidencia que, dicho sea de paso, tampoco es importante frente a la palabra de la madre. No ganan las mamás con esto, no gana la familia, no ganan los hijos y las hijas, no gana la sociedad de ninguna manera.
No es cierto que mamá sea tan santa y la casita tan blanca como dice la canción que sirve de epígrafe a estas notas y que expresa, quizá folclóricamente, ese esencialismo amañado que busca que todo siga igual. Ser mamás no hace personas mejores ni peores. No aporta una cualidad moral por encima de otras mujeres no madres o de los varones sean o no papás. Ser mamá sólo agrega la muchas veces agobiante responsabilidad de la crianza y educación de los niños y las niñas que, en teoría, debería ser compartida por igual con el papá, pero también con la familia y la comunidad. Sin embargo, para muchísimas mujeres jefas de hogar esta tarea recae únicamente sobre ellas y tienen que asumirla en su totalidad no porque sean generosas o tengan superpoderes, sino porque no queda de otra y todo el sistema coadyuva a que la situación se mantenga así. Pero hay que decir que, en el ejercicio de la maternidad, tanto si está o no acompañada por el padre, las mujeres están expuestas a cometer todos los yerros, torpezas y aciertos que acompañan la condición humana a lo largo de la vida. La maternidad no redime a las mujeres de esto. No las vuelve perfectas. Y mucho menos santas.
Y es precisamente esa condición humana la que urge reivindicar. Las mujeres no son cuasi diosas para hacerlo todo, sufrirlo todo, aguantarlo todo, saberlo todo, amarlo todo; demandan acompañamiento, compromiso, apoyo, responsabilidad, reconocimiento de las labores domésticas, espacios para el ocio, servicios específicos, trabajos remunerados, una justicia que redistribuya cargas, accesos a viviendas dignas, ternura, ternura, ternura…. Y es por esa condición humana que las mujeres-mamás necesitan que en su Día de la Madre se reflexione sobre la carga moral, económica y física que se les está asignando injustamente; y sobre la falacia del culto de un día al año que se les rinde atribuyéndoles un conjunto de virtudes que no tiene otro propósito (aunque no sea explícito para una gran mayoría de personas) que perpetuar ese doloroso acontecer, negadas a ser mujeres y muchas veces solas, a cargo de los hijos y las hijas en el marco de las tareas de reproducción de la sociedad.
Totalmente de acuerdo con lo que escribís. Me gusta eso de dar ejemplos. Lo bueno es que no hay dramatización para describir la situación.
En todo el Planeta, la mujer sigue buscando sus derechos y no es casualidad.
Gracias por tus palabras. Las envío a otras hermanas y hermanos. No somos enemigos, somos diferentes.
Gracias querida Betty. Estamos en una situación muy difícil, para las mujeres mamás jóvenes aún más….Gracias a vos por tu receptividad!.