Casa de tablas

Esa casa, la de tablas, que el Departamento de Carreteras dió a mi padre en 1968 para que viviera con su familia o, más bien, para que viviera su familia mientras él trabajaba en el Campamento de Mocorón a unos 30 kilómetros de Chinandega, estuvo de homenaje antes de ser derrumbada por sus nuevos dueños. Para eso nos reunimos en Chinandega las hermanas y hermanos, la sobrinada y la nietada, el 20 y el 21 de diciembre recién pasado.

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